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30 sept 2013

La emergencia del Troll.

“Según la mitología escandinava, monstruo maligno que habita en bosques o grutas”, dice el aburridor diccionario de la RAE sobre lo que significa troll. Y es que pese a que la Real Academia de la Lengua Española, que los intelectuales de pacotilla latinoamericanos decidieron que era la directriz de nuestro idioma, intenta actualizarse como cuando una tía vieja intenta escuchar la música de sus jóvenes sobrinos aún no cuenta con la definición que si desarrolla la pordebajeada Wikipedia, que dice: “describe a una persona que publica mensajes provocativos, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea, como un foro de discusión, sala de chat o blog, con la principal intención de provocar o molestar una respuesta emocional en los usuarios y lectores, con fines diversos y de diversión” (Ctrl +C, Ctrl + V).

¿Tiene alguna función un personaje de esa calaña? ¿podría usarse al troll para fines nobles? ¿se debe aplicar la censura o ignorar a un personaje tan molesto? El troll en internet, como el de la mitología escandinava, tiene varias clases, según el ámbito en donde se desenvuelva, es decir según quien lo narre, para nuestro caso los grandes juglares ya no nos narran como sociedad, para nuestro caso lo hacen los medios o las redes sociales, que nos dan la ilusión de narrarnos en primera persona. Sin desviarnos del tema el troll depende de la narración en la que se juega; imagen, texto, video, etc. Sin embargo siempre se juega en el terreno del lenguaje, como lo hace el troll monstruoso que atormentó los sueños de los vikingos.

Ahora bien, el lenguaje se construye a través de significantes, que en el caso de las redes sociales depende de una serie de códigos que los usuarios adoptan como propios con la ilusión, una vez más, de que el que configura un mensaje lo hace para expresarse a sí mismo y para, de alguna manera, narrarse a sí mismo hacia los demás. En el mundo fantástico que son las redes sociales (incluyendo foros o cualquier opinadero gratuito) este sujeto cree expresar una opinión autentica y original que tiene un disfraz de coherencia, con su pensamiento, con su ideal de mundo, con sus gustos, o incluso con sus sentimientos (que también cree coherentes y descifrables). Hasta aquí la ilusión es completa puesto que en la formula básica de la comunicación el sujeto que emite el mensaje cree haber comunicado algo que era necesario comunicar, un mensaje completamente coherente. En este punto es necesario hacer una acotación y es que el sujeto al que nos referimos es aquel que cree usar las redes sociales de manera madura, es decir, aquel que cree estar en un punto alto de su intelectualidad y de su madurez, el que cree que está cambiando el mundo desde el ámbito virtual.

¿Y qué tiene que ver el troll en ello? Todo, y nada. Un mensaje molesto que solo tiene como función molestar puede llegar a ser irrelevante, hasta que el mensaje logra causar rabia, impotencia, fastidio, odio, violencia, los sentimientos que en lo que constituye una personalidad equilibrada no tienen cabida. De izquierda o de derecha, todos los que se han hecho con una intelectualidad racional se han configurado dentro de la premisa o el objetivo de ser coherente, y esa coherencia esta mediada por la racionalización de lo que se siente y por el manejo de lo que se dice, los sentimientos bajos de lo humano, sentimientos que construyen a lo humano, son extirpados. Muestra de ello es el lenguaje que debe usar alguien “culto” un lenguaje altivo, lleno de conceptos, correcto, o hasta que rime según el nivel educativo del mamerto, tal y como lo hago yo mediocremente ahora, pues es el uso del lenguaje, y la supuesta coherencia de ideas, la que nos da el disfraz de que somos esa coherencia, y que lo que sentimos no nos controla “No estoy de acuerdo con lo que manifiesta, pero moriría para que lo expresara” diría Voltaire citado a la malditasea. El troll sin embargo no actuaria bajo esa fórmula racionalista sino que lo haría bajo la norma de la virulencia que le viene de sus viseras, sin importar si tiene o no los argumentos, y si los tiene los escupe.

¿Incita a la violencia? ¿Es correcto hacerlo? Para responder se deberá decir que si el troll acude a la grosería limpia, a la retahíla a modo de alegato de mamá histérica o de atracador en oficio, a lo cual tendría derecho en su ilusión de libertad de expresión, no haría más que provocar el que sea ignorado. Pero si el troll acude al sarcasmo, a la crítica insisiva, al humor y la caricatura, lograra su principal objetivo, y a donde quiero ir en este mal obrado escrito, el objetivo de llamar la atención no sobre el sino sobre la incoherencia de los mensajes contra los que atenta, porque el troll hace atentados, no con dinamita o papas bomba y cobardes capuchas, sino con el lenguaje y desde el lenguaje y es en ese terreno donde su dinamita puede hacer temblar edificios que están configurados en la fantasía de lo razonable, de lo coherente.

Un buen ejemplo de troll es, por decir algo, un Fernando Vallejo, que rompe con la tiranira del consneso, aquella tiranía que dice que uno debe debatir con argumentos estructurados, que uno habla y el otro responde y que al final todos debemos tolerarnos, aunque nadie lo haga, pero piense que si lo hace. Un buen ejemplo es el genial personaje que le hace la vida a cuadritos a Batman en medio de una horripilante sonrisa, que ejerce solo como agente del caos (una vez más la idea es hacerlo solo desde el campo del lenguaje) Estos ejemplares de troll llegan a la genialidad cuando logran hacer que el que aspira a la coherencia (de forma consiente o inconsciente) termine igualándose al troll y termina cayendo en la incoherencia, termina destrozando sus supuestos y mandando a la mierda todo, termina, por ejemplo, siendo violento, termina rompiendo sus códigos. Por más que uno debatiera con Vallejo si el debate se extendiera lo suficiente le gritaría en la cara que solo es un viejito marica que no se aguanta ni el mismo, y así el abría triunfado. ¿Quién no disfruta de la tunda que le da Batman al Guasón cuando por fin le pone las manos encima? Lo disfrutamos, y decimos que se lo merece, porque caímos en el juego del troll, rompimos nuestros filantrópicos y pacíficos ideales y le queremos meter un golpe al que ensucia mis mensajes con cosas que son ciertas, al que critica mis videos solo porque son criticables, al que me cae encima cuando cometo un error, y yo, que creo ser coherente, no me bajo de mi posición sino que me mantengo más en mi posición, y termino siendo violento para defenderla, en ese punto me trolearon, me vencieron, me mostraron que no me narro, sino que alguien me había narrado, que alguien me había usado.


¿Cómo me quito de encima a un troll? Con la técnica inversa que él me aplica, no caería en la mimesis, simplemente si me muestran un error, lo aceptaría, y el troll quedaría convertido en una abuelita consejera y no en una carga de dinamita. Es de saber que quien toma posición en una confrontación ya de por si esta errado, porque no fue capaz de notar la complejidad del conflicto (la idea no es mía) quien toma posición cayo en la ilusión maniquea de los buenos y los malos, y se enroló en el equipo de los coherentes, el troll le ayudará a cuestionarse su supuesta personalidad heroica, o le amargara un tuit, un post, o el día, en el mejor de los casos.

20 jun 2012

Desde la autogestión comunitaria en Tiguaque hasta Fals Borda


El Profesor Fals Borda fue uno de los intelectuales más importantes para las Ciencias Humanas del siglo XX, e incluso del XXI, sus capacidades para entender el país no solo desde las aulas de clase, sino desde las comunidades humanas, le dieron herramientas suficientes para formular diversas soluciones con las que el país podría encontrar el rumbo, en este pequeño escrito intentaremos profundizar en algunas de sus propuestas, intentando aterrizarlas a un proceso vivido por el autor de este escrito, tal vez en un intento por contagiarse del positivismo del profesor Borda en cuanto a la posibilidad de reconstruir una nación, cada vez más, en crisis.

De la huerta a la autogestión y contra la globalización

Hace algunos días, por invitación de un compañero del Departamento de Historia, llegué a un barrio en la periferia de Bogotá, de esos barrios que no se logran ver desde la ciudad y que sin embargo desde ellos se puede contemplar toda la mole de cemento que es la capital del país. El Barrio tiene nombre con sabor indígena, no suena a santo católico o a prócer criollo, se llama Tiguaque, un poco mas allá de Juan Rey, en el extremo sur oriental de la ciudad, clavado en lo majestuoso de los cerros orientales y a unos pocos kilómetros del pie de monte llanero. En ese lugar nos encontramos con una señora, de unos cuarenta años, que tenía en su casa un jardín infantil, allí nos recibió junto con su pequeña niña de ojos azules. En aquel jardín, en medio de una cuadra inclinada sin el más mínimo asomo de pavimento y a unas pocas cuadras del final de la ciudad, se reunieron varios jóvenes estudiantes, líderes comunales, y personas del barrio, en una Minga, organizada por varios colectivos dentro de los que se cuenta La Olla Artística. Todos eran conocidos, y no había distinción entre gente del barrio, de universidades públicas y otros líderes comunales, los desconocidos éramos los que por primer vez asistíamos a una Minga de cualquier tipo, y que a decir verdad estamos más acostumbrados a las bibliotecas que a las comunidades activas. El objetivo de la jornada era la construcción de un invernadero, en medio de un pequeño lote abandonado; la adaptación de la tierra de dicho lote para plantar cultivos comunitarios de legumbres y hortalizas; y la cosecha de lo que ya se había sembrado hace algunos meses y con ello hacer el almuerzo de ese día en una Olla Comunitaria. Mas allá de cualquier pretensión el objetivo de quienes se han organizado en dicha comunidad no es otro que el de crear un pequeño sitio en el que la huerta, como factor practico, sirva para la construcción de comunidad y tal vez, el objetivo mas ambicioso, el inicio de una especie de soberanía alimentaria que tenga su principal raíz en la vuelta al campo desde lo que la ciudad marginaliza. ¿A qué voy con toda esta anécdota? a Fals Borda y el nuevo compromiso de los académicos en nuestro contexto.

En el año 2003, el Ancora Editores en compañía con Panamericana, editaron una serie de ponencias del profesor Fals Borda, que habían sido recopiladas en las ultimadas décadas del autor, y que en buena parte resumían los planteamientos del Profesor en cuanto al que hacer frente a la, cada vez más, innegable crisis del país, el libro se llamó Ante la Crisis del País, Ideas-Acción para el cambio (Fals Borda, 2003). Todo el texto, si se mira en conjunto, tiene como objetivo sentar las bases para lo que sería una Segunda República, ante el fracaso de la Primer República que se inició en el siglo XIX. Esta Segunda República tendría como fundamento la endogénesis, concepto que el profesor Borda utiliza para designar una especie de movimiento que tendría que hacer la nación sobre sí misma, para empezar a reconstruirse desde lo autóctono en conjunto, es decir, desde lo que en verdad es Colombia, tanto lo que está en el territorio desde hace 12.000 y tantos años, hasta lo que nos llego de oriente, y nos sigue llegando, hace 500 años, dándole primacía a lo nativo, que es esa parte de Colombia, que pese al mestizaje, aun pervive con ese arraigo a la tierra más que al capital. La propuesta del profesor Borda es un llamado al equilibrio entre lo moderno y lo ancestral. Esto se propone a través de cinco premisas; la creación de una unidad nacional desde lo diverso (la cual en parte logro tener cabida en la Constitución de 1991); la construcción desde lo regional (Borda insiste en la obsolescencia de los departamentos como unidades administrativas, dándole primacía a las regiones orgánicas); darle relevancia al pensamiento ancestral indígena; sumar dicho saber al saber académico; y por último la creación de un ecosocialismo fundamentado en la resolución de problemáticas propias y no como imposición de formular extranjeras. Estas premisas logran condensar ese sistema de equilibrio que podría hacer funcionar de nuevo unas dinámicas sociales saludables y más humanas.

Es interesante ver que el profesor Borda pide, en el ultimo escrito del libro, aquel en el que recibe la Orden Gerardo Molina de la Universidad Nacional, que estas teorías planteadas por la academia no solo sean teorías, sino que los académicos sean los principales propulsores de llevarlas a la praxis, transformando estos planteamientos en verdaderas ideas-acción, para esto es necesario compromiso y activismo político, no dogmatismo, sino activismo.

Pues bien, allí estábamos con las manos cansadas de usar, en medio de nuestra ignorancia, un azadón, unas palas, machetes y manos, para limpiar la tierra, hacer surcos e intentar cultivar algo productivo, así nos dio el final de la tarde, tiempo después empecé a ver en ese día la aplicación de las tesis del profesor Borda; no eran académicos teorizando, eran académicos produciendo, creando una comunidad que no tenía su piedra angular en ningún sistema oficial o comercial, sino propio. Allí se volvía al campo, en medio de la ciudad, lo saberes adquiridos por las señoras de mayor edad, habitantes del barrio, se ponían en práctica, pues eran ellas quienes decían como se sembraba, los ignorantes citadinos obedecía(mos) mientras aprendía(mos), sin libros, sin teoría, sin andamiajes academicistas o científicos. ¿Qué logran este tipo de actos como esta Minga a largo plazo? ¿De qué naturaleza son estos pequeños movimientos?

Empecemos por responder la última pregunta; el proceso llevado a cabo en el Barrio Tiguaque por este colectivo de la Olla Artística, entre otros grupos, es un digno proceso de Autogestión Comunitaria, sobre el que ampliamente a teorizado la Psicología Comunitaria. Según esta rama de la psicología la Autogestión se puede definir como:

“todas las opciones de auto organización social y comunitaria donde la comunidad misma, ya sea sindical, cooperativa, campesina, de mujeres, jubilados, marginados y de cualquier otro sector social oprimido en nuestra sociedad, tome en sus propias manos la tarea de resolver sus necesidades. Para ello se tienen una serie de principios prácticos que encierran el funcionamiento básico de una sociedad autogestionaria: 1.democracia directa, 2. acción directa, 3. apoyo mutuo, 4. extensión y 5. Formación.” (Brivio, 2001)

En un enfoque aun más global, la Autogestión Comunitaria, es una de las principales herramientas de la Psicología Comunitaria, la cual nació en un ambiente de caída de paradigmas, en los 60. Uno de estos paradigmas sostenía a la psicología como método para sanar lo que no está sano, pero este nuevo enfoque esta direccionado a potencializar las capacidades de lo humano, desde sí mismo, para lograr su realización. Estas capacidades no solo se refieren a lo individual, sino a lo social. Según esto, los procesos de Autogestión, como los describe esta nueva rama de la psicología tienen las siguientes características:

En primer lugar se gobierna, u ordena, a modo de asamblea horizontal, donde debe haber una mezcla necesaria entre el saber popular y el saber técnico, o académico (Montero, 2008). Aquí vemos una de las tesis propuestas por Borda de amalgama entre lo ancestral y lo académico.

En segundo lugar debe haber un liderazgo democrático, lo cual genera menos dependencias en lideres (Rodrigues, 1983), bien sean autoproclamados o seguidos por su carisma o poder tradicional, como lo plantearía Weber.

Una tercera medida es la de contemplar los procesos de Autogestión como proyectos a largo plazo, entendiendo que en la “concretitud” del fin se logra lo concreto del proyecto (Brivio, 2001).

Por último está la necesidad de que todos los miembros de la comunidad participen, es decir, que la autogestión tiene una naturaleza de inclusión, y no de exclusión. (Rodrigues, 1983).

Este tipo de estrategias lograrían la creación de una sociedad en red, similar a la que propone el profesor Borda. Sociedades que se fundamentan en la diversidad y la pluralidad de los miembros que la componen (como en el caso de Tiguaque: locales, estudiantes, líderes comunales, niños, invitados, madres cabeza de familia, etc.), Esta diversidad ofrece multidimenciónalidad en la intervención y en los métodos (Montero, 2003), creando un ambiente de participación, compromiso, construcción colectiva, interdependencia, democratización, afectividad y solidaridad (Montero, 2003), además de generar procesos de apropiación y auto identificación comunitaria “Esto supone un hacerse fuerte para transformar un entorno, transformándose a sí mismos” (Montero 2003).

A si mismo se prevé un proceso para lograr dicha Autogestión, y los beneficios que por medio de esta se consolidan: En primera medida el desarrollo del sentido “ser-en-relación-con-el-mundo”; Sumado a la compresión cada vez más crítica de los problemas sociales y comunales; para así llegar al diseño de estrategias y recursos funcionales para la consecución de roles sociopolíticos personales y colectivos” (Kieffer, 1982). Es decir; que desde la concepción clara del rol del yo en el mundo, en el ecosistema o en el ambiente, se llega a una concepción reflexiva del rol de ese yo con el mundo, para desde esa relación construir estrategias sociales y políticas. Todo este proceso se puede resumir con el bonito termino que el profesor Borda rescata de la cultura momposina; el sentipensante, aquel ser que vive según el equilibrio que le impone el sentimiento y el pensamiento. Si a esto se le suma que ese yo que es guiado por la razón y la emocionalidad no puede ser si no es construido por su otro, tenemos que no solo es un ser sentipensante en cuanto a si mismo, sino que debe serlo también en relación a su comunidad, desde donde empieza el trabajo de la sociedad en red, de la nación en red.

Partiendo de lo anterior podríamos responder a la primer pregunta ¿Qué lograría un proceso como el de esta Minga en el barrio Tiguaque?, en principio, no mucho, sin embargo si se entiende que los procesos de Autogestión son de largo plazo, podríamos ver la potencialidad que tiene este evento en lo que Borda llamaría la  construcción de la Segunda República. La soberanía alimentaria, como principio y objetivo de este tipo de procesos de agricultura urbana, lograría poner en la mesa una de las cartas más importantes del país frente a los procesos de globalización, procesos que a fin de cuentas pretenden la homogenización de los pueblos por reglas de mercado, valga la pena decirlo, capitalista, la carta de la agricultura auto sostenible. Este mercado, el global, tiene como principio la monetización de la economía y el enlazamiento de las economías locales a una economía global, incluyendo la explotación de las riquezas comunales, en este caso agrícolas, para el beneficio de grupos macro, bien sean naciones, regiones transnacionales o incluso el globo como tal. Según esto la famosa Aldea Global termina por ser una espiral sin fondo en la que los recursos naturales locales se pierden en un mercado cada vez mas gigantesco, además de entender que dicho mercado es el que pone las reglas; los precios, los medios y métodos de distribución, y hasta el tipo de consumidores, que tendrían dichos productos agrícolas. Es decir, para resumir, el mercado global de alimentos seria el que impondría, en las dinámicas de la globalización, que, como, cuando y donde se cultivan los alimentos. Pero si en este escenario las comunidades urbanas, y rurales, lograran crear procesos de autogestión comunitaria, entendiese a sí mismas como una amalgama de individuos plurales, se podría imponer una dinámica diferente desde lo local, hacia lo regional y lo nacional, y de ahí a lo global, es esto a lo que hace referencia el profesor Borda cuando esgrime el concepto de Glocalización, lo cual traduce que desde lo local se imponga el ritmo a lo global, y no al contrario. Se podría decir, en este orden de ideas, que la Autogestión Comunitaria, del estilo Minga en Tiguaque, puede ser la piedra angular para hacer frente a la cada vez más imponente y homogenizante Globalización.

De la autogestión, los Estados y los sentipensantes

En 1990, Charles Tilly, desde la sociología histórica, hacia un importante aporte en cuanto a la definición de los Estados, si bien se refiera a Europa, sus tesis sobre la construcción de un Estado se podían extrapolar a cualquier parte del mundo, en cuanto a que todos los Estados tienen como modelo o Norteamérica o Europa. Tilly mostraba como los Estados, que se definen, a la manera de Weber, como aquellas instituciones de dominación que logran monopolizar el control de la fuerza, en una serie de etapas, desde el patrimonialismo hasta la especialización de las burocracias, pero por dos vías separadas; en primer lugar estaba la vía de la coerción, la cual se fundamentaba en la acumulación y concentración de medios coercitivos, con predominio en regiones rurales; en segunda medida estaba la vía del capital, que no era otra cosa que la acumulación y concentración del capital, con prelación en zonas densamente urbanizadas; por ultimo estaba una extraña simbiosis entre estas dos vías que se resumía en la vía de la coerción capitalizada, que se definiría como una especie de camino intermedio entre la acumulación de capital y de coerción. (Tilly, 1990), La tercera vía, la más apropiada para la formación de Estados modernos, fue la que los Estados más exitosos tomaron, dando así una adjetivo a los Estados de Estados mafiosos, por ser instituciones, que en pasando por encima de cualquier cosa, se auto sostenían en mantener guerras externas, ya que dichas guerras no solamente estructuraban parte de la burocracia estatal, sino que creaban el Estado como tal, por ser la guerra la principal excusa y objetivo de la captación de recursos y la posterior acumulación de estos.

Si el modelo se traslada a Colombia tenemos este no se adaptaría de forma perfecta al modelo, empezando por que Colombia poco o nada a guerreado con otros países que no sean España, o mediocremente con Perú, además de saber de antemano que Colombia es todo menos un Estado exitoso. Sin embargo algunos elementos si se logran acoplar al modelo colombiano, en cuanto a que, tal vez sin pensarlo, es un país que logra andar por una vía de coerción capitalizada de manera distinta.

La constante en Colombia desde el Siglo XIX es el conflicto interno, agravado en los años 50 del siglo XX y consolidado, además de reconocido, en las últimas décadas, para nadie es un secreto que dicho conflicto ha generado un discurso cada vez mas maniqueo que plantea una constante lucha entre el bien (el gobierno) y el mal (grupos subversivos), discurso que ha dado para la activación e implementación de una maquinaria guerrerista que deja a Colombia con un ejército de similares proporciones al ejército brasilero, entendiendo la inmensidad del país vecino. Este discurso a dado, en los últimos cuatro gobiernos, el sustento necesario para que el Estado, y sus gobernantes, subsistan y se mantengan. Es decir que según esto, podríamos plantear que la vía de la coerción de Tilly la tenemos, pero con una guerra interna y que paradójicamente dicha vía se ha dado por que el monopolio de las armas no es enteramente del Estado, pero según esto es cada vez más obvio que mantener la Guerra significa mantener el Estado, por lo cual cualquier iniciativa de paz por parte del gobierno es más bien discursos, electorales, populistas y mediáticos que en poco o nada se reflejarán en la realidad.

En cuanto a la vía capitalista, también la tenemos, ya que es sabido que Colombia es uno de los países con más altos índices Gini, es decir que acumulación hay, y que en los últimos gobiernos, que han tenido por lema la “confianza inversionista” que se traduce en la fuerte acumulación de capitales por parte de empresas extranjeras, y algunos oligopolios nacionales, que van en crecimiento. Sin embargo, a diferencia de lo planteado por Tilly, no es el Estado propiamente dicho quien maneja dicha acumulación. Lo cual ha dejado al mismo Estado en una posición débil, casi inoperante de no ser para la guerra. En esta truncada dinámica se mueve el país, al que se le suman los procesos de globalización, que con ejemplos tan claros como el TLC, muestran el interés dogmatico de pensar Colombia desde el mercado internacional. ¿Cómo quedan jugadas las tesis de Fals Borda para la construcción de la Segunda República en este panorama?

Es claro que los procesos de Autogestión que se proponen como forma metodológica para las tesis teóricas de Fals Borda no la tienen nada fácil en un país construido para la Guerra, las mismas propuestas de Fals Borda parecen no ser tenidas en cuenta. Justo unos pocos años después de la muerte del profesor, el país se enfrentaba al boom del TLC, en el cual la economía colombiana, y por ahí derecho la cultura y lo social, dejan de pensarse desde lo local para pensarse desde lo global. Y si miramos la insistencia de unas clases políticas que ven en las guerrillas solo un enemigo al cual destruir, imponiendo un discurso que divide al país en dos bandos, asistimos a la imposición de los modelos de Estado de Estados Unidos y Europa basados en la guerra como construcción de Estado, modelo que valga la pena decirlo las mismas guerrillas sostienen aparentemente sin saberlo, imponiéndose sin tregua a una sociedad a la que cada vez más se le aplastan sus valores ancestrales, no solo los valores indígenas sino incluso los valores cristianos, que el mismo Borda propone como herramienta útil para la construcción del país desde la endogénesis. En resumen el modelo de la glocalización, no parece tener cabida en un país hecho para la guerra, presupuestado (casi literalmente) para un conflicto que no se puede acabar con el accionar bélico, un país que no se piensa  a sí mismo, sino que lo piensan desde afuera, donde se localiza la acumulación de capital a costa de los recursos naturales que le son progresivamente arrebatados a las comunidades que no tienen más elección que empezar a autogestionarse como seres sentipensantes políticamente activos, no desde las armas, sino desde la tierra, no desde los dogmas, sino desde el sentimiento profundo que afianza comunidades y regiones. Solo en esta medida se podria pensar incluso en la resolución del conflicto, ya que cualquier propuesta que venga desde lo oficial equivaldrá a sostenerlo ¿Por qué?, por que como vimos con Tilly, los Estados, al modo Europeo, se sostienen y se crean con la guerra, no con la paz.

 A modo de conclusión

Se ha pretendido, grosso modo, de profundizar en el principal concepto del Profesor Borda en el texto ya mencionado, concepto que apunta a la construcción desde lo propio, desde esa reflexión hemos intentado apuntalar la tesis de la autogestión comunitaria como herramienta para la construcción de comunidades que se autopiensen según su diversidad y según sus entornos y problemas, haciendo una profunda retroalimentación entre academia y saber popular, para lo cual se planteó el ejemplo de la Minga comunitaria del barrio Tiguaque, ejemplo de autogestión a pequeña escala pero con una premisa ambiciosa de soberanía, que a la postre, si dicho módulo se repitiera y se logrará consolidar en supermódulos de autogestión, estaríamos a portas de una verdadera glocalización.

Dicho proceso serviría para hacer frente a un Estado que se construye desde la guerra como argumento discursivo y organizativo, construcción con bases en modelos extranjeros (De derecha o de izquierda) y que solo agravarían aun más la crisis de una nación que debe refundarse desde el trópico, desde lo andino, desde lo campesino, desde lo sentipensante.

  
Bibliografía

v  Brivio A. La Autogestión comunitaria (2001, febrero). Gestiópolis [en línea]. Bogotá, Colombia: Consultado el: 12 de abril de 2011, de http://www.gestiopolis.com/recursos/documentos/fulldocs/eco/autogescomuni.htm   
v  Fals Borda, Orlando. (2003). Ante la crisis del país, ideas-acción para el cambio. El Ancora Editores, Panamericana Editorial. Bogotá.
v  Kieffer,  J.  (1982):  "The   development   of   empowerment: the  development  of  participatory  competence   among individuals  in  citizen  organizations",  Division  27  News- letter,  76(1). Estados Unidos.
v  Montero, M. (2003) Construcción y Crítica de la Psicología Social. Buenos Aires: Editorial Paidós.
v  Montero, M. (2003). Teoría y Práctica de la Psicología Comunitaria. La Tensión entre Comunidad y Sociedad. Buenos Aires: Editorial Paidós.
v  Musitu, O., Herrero, J. Cantera, L. y Montenegro, M. (2004). Introducción a la Psicología comunitaria. Barcelona: Editorial  OUC.
v  Ortiz, A., M. (2000). Recorridos en Psicología Social Comunitaria. San Miguel de Tucumán, Argentina: Universidad Nacional de Tucumán.
v  Rodrigues, A. (1983). Aplicaciones de la Psicología Social. México: Editorial Trillas.
v  Ruiz, V. (2004). Organizaciones Comunitarias y Gestión Asociada. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós.
v  Tilly, Charles (1990). Coerción, Capital y Estados Europeos, 990-1990. Alianza Editores. Madrid.


8 may 2012

Agustín Codazzi y la promesa de la Geografía científica nacional


A propósito del Fragmento del Mapa de la Provincia del Casanare que se expone actualmente en el Claustro de San Agustín, sede del Sistema de Patrimonio y Museos de la Universidad Nacional, un bello y detallado mapa hecho en acuarela y lápiz de color de una amplia región del oriente colombiano, vale la pena preguntar por el artífice de la mas ambiciosa expedición cartográfica de la Colombia del siglo XIX, el Coronel Agustín Codazzi.

Codazzi nació en Lugo, Italia, el 10 de Julio de 1793, años después de la Invasión de Napoleón a los Estados Pontificios. Su padre fue Domingo Codazzi y su madre Costansa Bartolotti, quien murió cuando Codazzi tenía 6 años. En 1809, con dieciséis años, se presentó con el Coronel Armani para que este lo admitiera como voluntario. A esa edad ya era versado en matemáticas, por lo cual fue enviado a Pavía para que realizara estudios como Subteniente, allí recibió su formación en geografía, la cual tenía un enfoque claramente militar, debido a la importancia del conocimiento geodésico para artillería en el campo de batalla.

Como militar participó en las Batallas de Lutzen, de Bautzen, Dresde y Leipzig todas en 1813. Un año después ya hacia parte del Estado Mayor del ejército italiano de Napoleón. Luego de la caída y abdicación del flamante Emperador francés, Codazzi se retira del ejército. Su carrera castrense no llenó sus expectativas de juventud, que no estaban dirigidas al honor militar, sino movidas por el deseo, como lo dice en sus memorias, de “poder surcar los más lejanos mares, ver las más remotas regiones y las múltiples y grandes obras de la naturaleza de un extremo a otro de tierra”, al parecer el joven militar tenia aspiraciones de explorador más que de general.

Como veterano retirado de guerra intentó dedicarse a la vida comercial en el mediterráneo, luego de una serie de contratiempos llego arruinado a Constantinopla, hoy Estambul. En medio de la más paupérrima situación decidió, en compañía de otros veteranos de las Guerras Napoleónicas, volver a reclutarse en cualquier ejército que le ofreciera una paga. Sin embargo fue rechazado en múltiples ocasiones. Sin éxito se traslado a Holanda, foco de emigración al Nuevo Mundo, donde consiguió embarcarse hacia Estados Unidos, desembarcó en Baltimore en 1817, donde intento, infructuosamente, establecerse en los Estados Unidos, después de renunciar a la idea, se presentó ante el General Gustave Villeret, quien estaba bajo las órdenes de Simón Bolívar. Aunque admitido en las fuerzas venezolanas con el grado de Teniente de Artillería, Codazzi, paralelamente, sirvió al Almirante y corsario francés Luis Aury, con quien tomo por asalto la Isla de Providencia. Bajo las órdenes de Aury, Codazzi partió para servir a las Provincias Unidas del Reino de la Plata y luego, junto con el corsario Ingles Mac Greggor, invadió el Istmo de Panamá. En 1819, Codazzi fue enviado por Aury para ofrecer, de nuevo, sus servicios a Simón Bolívar en Bogotá, en ausencia del Libertador, el General Santander declinó dicha petición. Sin embargo, diez años después, luego de que Codazzi logro entablar amistad con el General Lino de Clemente, Santander lo vinculo al ejercito grancolombiano como brigadier en el cuerpo de Artillería en Zulia.

Después de 1830, disuelta la Gran Colombia, Codazzi acepto los requerimientos del General Páez para levantar mapas de todo el territorio venezolano, recorrió todo el territorio de la Republica de Venezuela durante ocho años. En 1840, fruto de sus viajes por Venezuela, Codazzi publicó, en París, el Atlas Político y físico de la Republica de Venezuela y el Resumen de la Geografía de Venezuela, lo que le dio renombre como geógrafo a nivel mundial.

Siendo gobernador de la Provincia de Barinas, titulo obtenido desde 1845, su vida cambió radicalmente; en 1848 apoyó un levantamiento contra el dictador Páez. El fracaso de la insurrección significo el exilio de Codazzi en la Nueva Granada.

la Comisión Corográfica

Los intentos de conocer la geografía de la Nueva Granada tenían antecedentes tempranos en la Colonia, sin embargo producto de las ideas ilustradas de la dinastía Borbón, se había intentado describir de una manera más “científica” la colonia, en provecho de la metrópoli, producto de ello tenemos las láminas de la Expedición Botánica liderada por Mutis y Caldas. Este último había adelantado numerosos trabajos geográficos, como el Atlas de la Nueva Granada,  el cual en principio estaba destinado a ser provechoso para el Imperio Español, y luego termino siendo dedicado a José Tadeo Lozano, mostraban un gran adelanto en el conocimiento y descripción de la geografía, es probable que Pablo Morillo haya visto estos trabajos de Caldas como una amenaza seria al poder español en la Nueva Granada, ya que los mapas contenían planos de fuertes militares y en general la obra estaba destinada a los fines bélicos del creciente pensamiento revolucionario criollo. Juan Manuel Restrepo en su libro Historia de la Revolución de la República de Colombia, también incluía mapas detallados de las regiones nacionales. Todo esto mostraba un fuerte pensamiento, de origen ilustrado, de crear una geografía cada vez mas científica con serias pretensiones de gobernabilidad, tanto a nivel burocrático y administrativo como a nivel militar.

Siguiendo esta línea de pensamiento, el General Tomas Cipriano de Mosquera, presidente liberal de Colombia, ve en Codazzi la persona que puede realizar esta obra científica, replicando el Atlas de la República de Venezuela pero de mayor envergadura. Mosquera nombra a Codazzi Teniente Coronel y jefe del Colegio Militar de Bogotá. Bajo el gobierno de José Hilario López, y siguiendo los lineamientos de Mosquera, nace la Comisión Corográfica, la cual tenía como objeto la descripción geográfica, en todos los niveles posibles para el pensamiento científico de la época, del país. Esta comisión estuvo conformada por un cronista, Manuel Ancilar; un botánico, José Jerónimo Triana; y varios dibujantes, Carmelo Fernández, Manuel María Paz y Henry Price. La Comisión entro en labores el 21 de enero de 1850, saliendo desde Bogotá hacia las provincias del norte del país.

En estos primeros años de funcionamiento la comisión liderada por Codazzi había levantado mapas de unos 320.000 kilómetros cuadrados, donde habitaba el 60% de la población del país, y había trazado la ruta adecuada por la cual se construiría el Canal de Panamá, es decir que los resultados eran del tamaño de los objetivos previstos.  Pero todo declinó con la llegada al poder de Mariano Ospina Rodríguez, futuro fundador del Partido Conservador, quien redujo los recursos para la Comisión. En 1858, luego de casi dos años de múltiples peticiones por más dinero para la Comisión, esta entregó los mapas de seis de las ocho provincias de la nación a Manuel Antonio Sanclemente, secretario de gobierno de Ospina. Contrario a lo pensado, Sanclemente no apoyo la Comisión pese a los buenos resultados de esta, y más bien se había dedicado a poner trabas a los reclamos de Codazzi por más recursos.

Codazzi emprendió su viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta, para hacer los levantamientos de las dos últimas provincias faltantes para completar el Atlas; Magdalena y Bolívar, sin embargo el 20 de enero de 1858 en un pueblito llamado Espíritu Santo era evidente que el jefe de la Comisión tenía malaria. Enfermedad que el 7 de febrero lo levo a la tumba. La aldea Espíritu Santo cambió su nombre en 1896 por Codazzi. Irónicamente, en noviembre, Sanclemente, presionado por Ospina, promulgaba la entrega de $7.200 a la Comisión Corográfica para las expediciones del Magdalena y Bolívar. Suma de la cual nunca tuvo noticias Codazzi.

Su obra, aunque incompleta, fue publicada con el titulo Atlas de los Estados Unidos de Colombia en 1865 gracias a los esfuerzos de los ingenieros Manuel Ponce de León y Manuel María Paz. Los mapas de la Comisión también hicieron parte del Atlas Geográfico e Histórico de la Republica de Colombia ¸ en 1890, también bajo la batuta de Manuel María Paz. A esto se le suman las muchas acuarelas producidas por los pintores de la comisión, que retratan las costumbres y los paisajes del siglo XIX, y los relatos de Manuel Ancizar, conocidos como Peregrinación de Alpha,  los cuales relatan todos los detalles de los numerosos viajes por el difícil terreno del Estado Nación Colombiano. Fue precisamente Ancizar quien después de la muerte de Codazzi dijo de este, y de su labor científica: “Codazzi Murió solo: pereció con el la mitad de los monumentos científicos que había ideado levantar en honra y para provecho de la Nueva Granada, por que nadie, sino el, podía darles cima”.


·         Codazzi, Agustín (1970). Memorias. Traducción presentación y notas: Marissa Vaninni. Caracas: Universidad Central de Venezuela.
·         Magnani, Domingo (1881). Biografía de Agustín Codazzi. (Traducción del italiano al castellano de Constanza Codazzi de Convers. Bogotá: Imprenta de Gaitán.
·         Nieto Olarte, Mauricio (2006). La Obra cartográfica de Francisco José de Caldas. Bogotá: Universidad de los Andes, Academia Colombiana de Historia, Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
·         Sánchez, Efraín (1998). Gobierno y geografía, Agustín Codazzi y la Comisión Corográfica. Bogotá: Banco de la República y Ancora Editores.

17 abr 2012

Tres comportamientos que se pueden tener frente a Dios, según el Evangelio de San Juan.


La Curación del Ciego. El Greco. 1567.
El evangelio (San Juan. Cap., 9) narra un milagro, San Juan narra pocos pero cuando los narra les dedica un capítulo entero, en este milagro Jesús sana a un ciego de nacimiento, y allí vemos tres reacciones diferentes frente al milagro, que se pueden traducir en tres reacciones diferentes frente a Dios y frente a su revelación, es decir frente a Cristo:
La primera es la de los fariseos, judíos ortodoxos, que no creen, y que inician la investigación sobre el supuesto milagro, interpelan al ciego e interpelan a los padres, y pese a tener las pruebas, estos no creen, no porque el ciego este loco, sino porque no quieren bajar la cabeza y reconocer a Jesús como mesías, muy orgullosos de su propia fe dicen... "nosotros creemos en Moisés" y no se pueden bajar de eso, porque sería bajarse de absolutamente todo lo que ya tienen como verdad. En este sentido frente a los hechos que me muestran a Dios, hechos que se reflejan en la creación (y mas específicamente en las 5 vías de Santo Tomas) yo puedo investigar por mis medios, buscar entender y ver, lo cual es
completamente valido, sin embargo cuando encuentro los argumentos, que son sólidos, yo puedo decir "bueno igual no creo, porque yo le creo es a la Ciencia, solo lo que sea científicamente comprobable existe (esa afirmación per se ya es un postulado filosófico e inclusive metafísico que se tumba a sí mismo).

La segunda actitud es la de los padres, que si bien saben que su hijo era ciego, y que en verdad ve, se lavan las manos, no creen en Cristo pero tampoco lo desconocen, simplemente le dicen a los sacerdotes que "le pregunten a él (al ciego, su hijo)" ¿Por qué?,
bueno el mismo San Juan lo dice, porque si aceptaban el milagro aceptaban a Cristo como mesías, y si aceptaban a Cristo los echaban de la sinagoga, es decir de la comunidad judía, así que por miedo a la exclusión social y religiosa, no se comprometen. Eso mismo podemos hacer nosotros, podemos escuchar los argumentos, verlos y sentirlos, pero callarnos y no comprometernos, es la actitud de un agnóstico (si Dios existe y usted cree en

el es su problema) por que? porque si digo que sí creo, que las pruebas son validas, y que no hay mas remedio que creer en Dios porque no que no hay otra salida razonable, pues el mundo me va a segregar, me va a excluir y me van a tratar como un idiota, porque el mundo se rige por la ciencia, por el racionalismo (que es diferente a la razón), porque el mundo se rige por lo material (que solo importa lo material), y por qué el mundo se rige por el relativismo, así que si yo postulo una Verdad (Dios si existe, Cristo existe y yo creo) pues el mundo me saca, así que por miedo al mundo, no me comprometo... "pregúntenle a los católicos, ellos son los que creen en eso, a mi me vale".

La tercera actitud es la del Ciego mismo, que viendo el milagro, viendo a Cristo mismo actuar sobre el no necesita mas prueba que esa, el mismo sabe que no veía y hace ese razonamiento, yo no veía y ahora veo. pues bueno este es el mesías, y punto. Esta también es otra postura frente a la revelación, en el momento en que se tienen los argumentos
(el ciego no cree por tradición, sino por que Cristo lo cura, es decir cuando se encuentra con Cristo, no cree porque si) el simplemente deja su arrogancia, su mundo judío que le prohibía creer en Cristo y cree, por que no le queda de otra, porque no hay más. Pudo haber dicho: " eso fue brujería", "bueno es que yo no estaba tan ciego", "yo veía pero no lo sabía", o "he visto en ese momento... por casualidad, por probabilística, por azar" etc. etc. El simplemente vio, comprobó y creyó, y obviamente lo expulsaron de la sinagoga.

EN resumen, el cristiano puede buscar los argumentos para creer, debe hacerlo porque es su función buscar la verdad, pero la fe no es un problema de matemáticas, donde yo digo que 2 + 2 = 4, es decir que ya junto "razonablemente" los argumentos y tengo fe, no es así, ya que la fe solo viene directamente de Dios, no viene por la razón, pero se necesita tener los argumentos razonables para creer. Me explico: La razón es un condición de la fe, pero no es la causa de la fe, ya que si solo tengo fe, como solo sentimiento, pues en un momento de crisis si el sentimiento no llega se me va a caer mi fe, y si solo tengo razón y nunca le abro las puertas a la fe, pues seré el fariseo que se hace el pendejo por qué no quiere hacerlo. Entonces, la fe y la razón deben ser complementarias, entendiendo que la fe solo viene de Dios, y que crece de una forma más fructífera en un humano que tiene razones para creer y para sustentar esa fe.

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Evangelio según san Juan, Capítulo 9.

1 Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?». 3 «Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras
de Dios. 4 Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo» 6 Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, 7 diciéndole: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé», que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. 8 Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: «¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?».
9 Unos opinaban: «Es el mismo». «No, respondían otros, es uno que se le parece». El ecía: «Soy realmente yo». 10 Ellos le dijeron: «¿Cómo se te han abierto los ojos?». 11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: Ve a lavarte a Siloé». Yo fui, me lavé y vi». 12 Ellos le preguntaron: «¿Dónde está?». El respondió: «No lo sé». 13 El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. 14 Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo». 16 Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?». Y se produjo una división entre ellos. 17 Entonces dijeron nuevamente al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?». El hombre respondió: «Es un profeta».
18 Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: «¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?».
20 Sus padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, 21 pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta».
22 Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. 23 Por esta razón dijeron: «Tiene bastante edad, pregúntenle a él». 24 Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». 25 «Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo». 26 Ellos le preguntaron: «¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?».
27 El les respondió: «Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?». 28 Ellos lo injuriaron y
le dijeron: «¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés!
29 Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de dónde es este». 30 El hombre les respondió: «Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de
que me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero si al que lo honra y cumple su voluntad. 32 Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada». 34 Ellos le respondieron: «Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?». Y lo echaron. 35 Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: «¿Crees en el Hijo del hombre?». 36 El respondió: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?». 37 Jesús le dijo: «Tú lo has visto: es el que te está hablando».
38 Entonces él exclamó: «Creo, Señor», y se postró ante él. 39 Después Jesús agregó:
«He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven». 40 Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Acaso también nosotros somos ciegos?».
41 Jesús les respondió: «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: "Vemos", su pecado permanece».

Tomado de: vatican.va

22 mar 2012

Santander, dos veces exiliado. Historia de la escultura que alguna vez fue el Símbolo de la U. Nacional


La imagen más emblemática, y la más recordada, de la Universidad Nacional, para aquellos que han entrado en su campus, es sin lugar a dudas la denominada “Plaza Che Guevara”, nombre que no solo corresponde a una nomenclatura como tal, sino que es el rostro de la Revolución Cubana en el muro del Auditorio León de Greiff que se corona en simetría sobre el blanco muro, con una mirada a ninguna parte recuerda a quien visita la Plaza sentido a del nombre. Sin embargo dicho nombre fue impuesto, y no es su nombre original, la Plaza originalmente le perteneció a Santander. Y entonces: ¿En qué momento cambio de dueño? 


Mas que una descripción detallada de los hechos en los que la Plaza muda de nombre este escrito tiene como objetivo encontrar la relación de significados entre Santander, el prócer, y Santander, la representación, y como este Santander genera una interacción a partir de su interpretación y asimilación de la escultura, escultura que se encontraba en la plaza desde los cuarenta y que fue completamente exiliada al inicio de los 90. El anterior objetivo general tiene tras de sí ciertas preguntas que sería pertinente responder: ¿En qué momento cambia de nombre la Plaza y bajo qué circunstancias? ¿Cuál es la historia completa de la escultura de Santander? ¿Quién la hizo? ¿Bajo qué pensamiento se hizo y se coloco en la plaza? ¿Qué representaba Santander en su época y en la época en que se hace la escultura? ¿Por qué la tumbaron? ¿Por qué la remplazaron con lo que la reemplazaron?

Para responder las anteriores preguntas y conocer el significado de Santander como símbolo representado en dicha olvidada escultura se seguirán teóricamente a George Mead (1863-1931), filosofo y sociólogo de la llamada Escuela de Chicago, que acuña la teoría de Interaccionismo Simbólico, en la cual el hombre interactúa con su entorno para darle significación a los símbolos que lo rodean, dicha corriente nace como respuesta al instintivismo, que proponía las causas de las acciones a solo impulsos biológicos. Según el Interaccionismo simbólico el entorno cultural complementa los impulsos biológicos[1]. Lo cual nos obliga a visualizar como los estudiantes ven y perciben a Santander, entendido este ultimo como un símbolo y no como una racionalización completa de la vida del prócer, prócer que por su lejanía en el tiempo se ha convertido, junto con Bolívar, en símbolo de ciertos conceptos, que según el mismo Mead, surgen a partir del entorno[2].

También seguiremos en este estudio a Carl Schmitt (1888-1985) quien en las épocas del Tercer Erich pudo encontrar las categorías según las cuales se definía lo político, Schmitt sostiene que lo político tiene una escancia, una distinción especifica; así como lo estético establece la diferenciación entre feo-bello, lo moral entre bien-mal, lo económico entre rentable-no rentable, lo político está en el concepto de amigo – enemigo[3]. Dicho concepto “no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo […] simplemente es el otro, el extraño”[4].

La escultura.

Sobre el ala izquierda de la Casa de Nariño, justo unos pasos mas allá de un reten de Guardia Presidencial, se encuentra el Claustro de San Agustín, edificación que anteriormente era la sede del Museo de Artes y Tradiciones y que a comienzos de este siglo estaba a punto de ser solo una ruina, hoy en día, bajo la administración de la Universidad Nacional de Colombia, funciona el SPM (Sistema de Patrimonio Cultural y Museos). Al entrar en el Claustro y situarse en el centro del patio, justo hacia el sur, una sala anuncia con gigantesco titulo “Reserva Visitable”, el confuso nombre no advierte al desprevenido visitante de todo lo que ella contiene, sin embargo quien se arriesga a entrar logra percibir en su primer paso dentro de la sala un silueta algo siniestra hacia su izquierda. Justo ahí la atención se dirige a la figura antropomorfa que luce una mirada penetrante. Es inevitable no acercarse a contemplarla más de cerca, pese al miedo que produce estar al frente de una escultura de 2,10 mts del General Santander, a quien se le reconoce sin necesidad de leer la información museográfica que advierte la escultura de bronce. ¿Cómo llego allí la escultura? ¿Por qué su deteriorado estado?

Hacia 1940 se cumplía en Colombia el primer centenario de la muerte de Santander, por la época el liberal Eduardo Santos era el Presidente de la Republica. El año anterior se Expedia el decreto 1222 de junio de 1939, el cual tenía como objetivo la formación de una Junta Especial, encargada de organizar los homenajes correspondientes. Dicha Junta estaba presidida por Fabio Lozano y Lozano, Presidente de la Academia Colombiana de Historia, y Laureano García, quien lideraba la Sociedad Santanderista[5]. Dentro de los homenajes se estableció levantar estatuas en todas las ciudades del país (Decreto 255 de febrero 9 de 1940), causa para la cual, en una de las reuniones de la Junta, se presento a un joven escultor bogotano de nombre Luis Pinto Maldonado, quien en un manuscrito hallado por el profesor Oscar Posada[6] relata cómo fue el proceso de elección de su escultura:

“Ejecute un dibujo o boceto del general Santander que era así: aparecía de pie llevando en la mano izquierda un bastón (símbolo de mando) y en la mano derecha la constitución […] el doctor Lozano me dijo: […] ‘Póngale en la mano izquierda la constitución, dirigida hacia su pecho, y la mano derecha cogiendo la capa`, lo hice así, en su presencia y le agrado el boceto con sus indicaciones; y agregó ‘hágase una maqueta en yeso pequeña`”[7].

La junta escogió la escultura de Maldonado para ser puesta en la Universidad Nacional, que desde 1938 gozaba de un espacio propio, desarrollado por una misión alemana convocada en 1923, misión en la cual se encontraban y encabezaban Leopoldo Rother, arquitecto de familia judía que se refugia en Colombia, y el pedagogo Fritz Kartzen, también alemán[8]. La planeación y construcción del campus daba a la universidad una unidad arquitectónica, guiada bajo los parámetros de la Escuela Bauhaus. Lo que finalizaba con un largo periodo de fragmentación física de la universidad por toda la ciudad. La universidad tal como la concibió Kartzen y Rother giraba (y gira) en torno a una Plaza Central la cual Hans Rother, hijo de Leopold, describe: “La plazoleta tiene forma de hexágono irregular, comprendida por dos segmentos”[9]. La plaza, muy diferente a la que conocemos, estaba flanqueada por los edificios de Derecho y de Artes Plásticas (Escuela de Artes y Oficios en aquella época), edificios diseñador por el propio Rother. Para dicha plaza se planeo la escultura de Santander, la cual estaría ubicada sobre un pedestal diseñado por Rother.

La escultura, fundida en broce “aparece con gracia y garbo de pie” con “ojos hundidos de mirada penetrante”[10]. El profesor Posada también rescata que el pie izquierdo esta adelante del derecho, lo que le da dinamismo a la obra. Santander esta vestido de frac, bastante elegante y con una capa que sostiene con la mano derecha, en su mano izquierda a la altura de su pecho se encuentra un papel enrollado, que según Posada, es la constitución de Colombia[11]. Sin embargo más que los detalles del atuendo es muy diciente que este vestido de civil y no de militar, cosa que Posada no advierte. Este aspecto lo intentaremos ver más adelante.  La escultura se situó en el alto pedestal y fue adornada con astas y arboles lo que la encuadraban en la armoniosa composición de la plaza.

La Escultura permaneció inmaculada en dicho sitio hasta 1964, año en el cual bajo la rectoría de José Félix Patiño se implemento el Plan Cuatrienal de Desarrollo. Dicho plan contemplaba la construcción de un centro administrativo, una biblioteca, y un auditorio. Entre el Auditorio (León de Greiff) y la Biblioteca Central (Francisco de Paula Santander) se reubico la escultura de Pinto Maldonado, el hermoso pedestal de Rother fue suprimido y Santander fue puesto sobre un pedestal cualquiera y en un sitio cualquiera frente a lo que hoy es la Torre de Enfermería.

Santander, Pinto Maldonado y las discusiones del Arte.

Para entender la escultura como símbolo se deberá aclarar en qué momento de la historia del arte fue ejecutada. La figura humana como protagonista de la escultura data de las conocidas esculturas griegas, representaciones de dioses atropomorfizados con los ideales de belleza helénicos, así mismo los romanos, en el culto al imperio y al emperador, revistieron de homenajes en mármol la imagen de sus líderes. La Edad Media también dejo sus huellas en nuestras esculturas, ya que estas adquirieron un carácter pedagógico[12] y a este carácter se le agrego la monumentalidad, el prestigio y la grandeza propios del Renacimiento. Estos ideales se reflejaron y consolidaron en la escultura conmemorativa en los siglos XVIII y XIX, el Romanticismo fue gran catalizador de dichos procesos. La ilustración y el republicanismo habían cambiado a los santos y a los reyes por un nuevo panteón de héroes ilustrados y en su dinámica por apelar al tercer estamento la escultura salta de las galerías y los palacios al espacio público “como forma de democratización”[13]. Este es el modelo que llega a América, un modelo decimonónico que está en las entrañas mismas de la Escuela de Artes y Oficios, en la cual el joven Maldonado se educaba bajo los parámetros europeos altamente pregonados por Roberto Pizano, quien hacia parte de esas corrientes del siglo XIX y quien dirigía la Escuela. Según Posada, Pinto Maldonado tenía la capacidad de plasmar en sus esculturas el carácter interior del personaje[14], esto a través de un estudio casi sicológico que Maldonado hacia de quien esculpía. Su obra de “tendencia clásica” con intenciones románticas y sentimentales del siglo XIX[15] no le genero muchos adeptos “tanto que, en el VII Salón Anual de Artistas Colombianos, su obra fue rechazada por pecar de clásica”[16].

Este tipo de esculturas conmemorativas se caracteriza, según Carolina Venegas, de la siguiente manera:

“a) Representación figurativa del héroe; b) ubicación de la estatua o busto sobre pedestal con la intención de jerarquizar al personaje representado y elevarlo del nivel de visión del espectador; c) el pedestal contiene cartelas y relieves que responden al carácter narrativo y pedagógico que los origina”.[17]

De las anteriores características la escultura de Santander cumple las dos primeras, además de esto la autora agrega que el entorno se decora y se embellece[18], La centralidad en la Plaza y el pedestal constituyen parte importante de la escultura como símbolo. Todo lo anterior enmarca a Santander como un ídolo, como un símbolo de veneración, característica del arte decimonónico que Pinto Maldonado representa. Pero habría que preguntar ¿Símbolo de qué?

Santander el hombre, Santander el símbolo.

 No valdría la pena hacer una biografía de Santander el hombre, obras verdaderamente competentes de ese tema existen a manos llenas, es el objetivo sin embargo resaltar la construcción simbólica que se ha generado en este país desde su fundación, y que constituye a un país fabricado en el antagonismo de sus padres fundadores; “la asociación de estos ‘padres-fundadores` de nuestra nacionalidad con el bipartidismo ha ayudado a impedir la conformación de la identidad nacional en torno a un héroe común”[19]. Esta asociación, o disociación, de los partidos políticos se establece en su relación con las desavenencias entre Bolívar y Santander.

Los dos inician sus carreras como prolijos militares en las luchas de independencia, aunque a Santander no se le reconozca generalmente, Safford y Palacios nos lo recuerdan: “Santander había estudiado derecho en Santa Fe de Bogotá (1805 – 1810), pero no había practicado esa profesión […] Por haber pasado nueve años en carrera militar y haber ascendido a la graduación de general, en 1819 ya se considero militar”[20]. Las dichas desavenencias se debieron a las políticas liberales que Santander representaba, políticas que chocaban con un espíritu más conservador del Libertador.  Según Fernán González, el pensamiento Santanderista despertaba en Bolívar desconfianza[21] pues este asimilaba que un régimen de libertades solo crearía condiciones para una “pardocracia”[22] que no significaba más que el levantamiento de los que se habían liberado de la metrópoli. Según esto Bolívar no era amigo de una democracia absoluta, por lo cual defendía la idea de evitar las elecciones presidenciales, en lugar de ello se establecería un presidente vitalicio que no rendiría cuentas a nadie, lo que no era más que una monarquía constitucional revestida de republica[23].  Sin embargo la Constitución de Cúcuta establecía un régimen republicano que no podría ser disuelto hasta 1831. Santander ante estas tendencias totalitarias se apertrecho en la Constitución. Por este tipo de conflictos el cucuteño se gano el apodo de “hombre de las leyes” puesto por Bolívar “no sin algún sarcasmo”[24].

Este “apego” a las leyes irritaba al Libertador, que veía en ellas solo impedimentos para gobernar como era debido, dicho apego a las leyes con el que se ha caracterizado a Santander no le ha generado muchos adeptos pues debía competir con el carisma y la elocuencia de Bolívar[25], esto genero un “choque subyacente de personalidades entre el gremio impaciente de Bolívar y la mentalidad legalista, cautelosa y metódica de Santander”[26]. Pareciera natural que el colombiano promedio se sintiera incomodo con la ley como determínate total de la vida social, no es difícil recordar como los comentarios de Antanas Mockus en la última campaña presidencial (2010), que afirmaban que si la ley decretaba extraditar a Álvaro Uribe el solo podría acatarla[27], la reacción de la gente y el bajonazo en las encuestas fue claramente perceptible, primero estaba la persona de Uribe como el gran líder que los electores veían antes que la carta constitucional.

Otra de las desavenencias entre Bolívar y Santander se debe al caso de la inclusión o no de Jeremy Bentham en la educación de la nueva nación. En este punto Bolívar se mostraba mucho más conservador ya que defendía que la escolástica se enseñara por encima de tendencias liberales, los adeptos de Bolívar incluso caracterizaron a quienes apoyaban la enseñanza de Bentham como rebeldes “José Manuel Restrepo (consejero de Bolívar) […] expresó su convencimiento de que la actual enseñanza del derecho, en particular las doctrinas de Bentham, llevaba a los jóvenes a conspirar contra el gobierno”[28] y no descarto la idea que unos de estos jóvenes hubiesen sido los responsables del atentado del 25 de septiembre. Hecho que marcaria el rompimiento final entre Santander y Bolívar.

Santander fue gran impulsor de políticas administrativas que impulsaran la educación estatal, promoviendo una actitud antirreligiosa en las aulas[29]. La misma Universidad Nacional nace en el seno de las políticas liberales más radicales de la segunda mitad de siglo[30], alimentada por las ideas de educación pública que Santander había impregnado en quienes fundaron el partido Liberal[31].  

Se podría decir que Santander representaba a la izquierda de ese entonces, Incluso izquierdistas recientes, como Torres Giraldo, defendían a Santander en sus ideales liberales contra la figura de Bolívar[32].  Bushnell recuerda que incluso Marx se consideraba santanderista[33].

Tiempo después los Santanderistas se dividieron en moderados y otros más radicales, los primeros se alinearon con los Bolivaristas y de dicha unión se conformaría lo que se reconocería después como Partido Conservador, los santanderistas radicales serian conocidos como Liberales, Safford y Palacios dan como catalizador de dichos procesos a la Guerra de Los Supremos[34]. Luego de este proceso empezaría el acto de performar y construir a cada prócer según la conveniencia del partido. Así como lo resalta Ayala Diago, los leopardos a comienzos del siglo XX reafirmaron la ideología conservadora basada en Bolívar[35], y Santander se quedaba relegado en un país que no recordaba de buen agrado las épocas del Olimpo Radical. Bushnell en su ensayo ya citado, nos recuerda como Ignacio Lievano Aguirre, en su biografía sobre Bolívar, se encarga de enlodar la imagen de Santander, caracterizándolo como retardatario[36]. A su vez explica el posible odio del conservatismo hacia Santander a través de un intrincado lio de faldas, según Bushnell; José Eusebio Caro (hijo legitimo de la amante ilegitima del Hombre de las Leyes, Nicolasa Ibáñez) guardaba gran resentimiento a Santander y Miguel Antonio Caro, Hijo del escritor y principal ideólogo del partido Conservador, se encargaron de empañar totalmente la imagen del prócer[37], Laureano Gómez e Ignacio Lievano Aguirre como herederos del odio antisantanderista de los Caro harían el resto[38], el segundo en su estudio de Bolívar y el primero en su publicación El mito de Santander. Bushnell cita una entrevista en la cual se hace la pregunta fundamental a Santiago Díaz Piedrahita: “SEMANA: A propósito de historia, ¿Bolívar si era el bueno y Santander el malo?, S.D.P.: No se trata de buenos y malos sino de personajes que vivieron en momentos muy complejos y que fueron protagonistas de sus días.”[39] Dicha concepción moderada no ha sido tenida en cuenta por quienes han transformado a cada prócer según lo que conviene a su ideología.

Podríamos decir que Santander y la idea de este se van deformando, primeramente en sus desavenencias con el Libertador, que los seguidores del uno y el otro radicalizan, y seguidamente a través de la alineación de los partidos políticos que en busca de un héroe construyen y contraponen a los próceres en beneficio de una aplicación amigo-enemigo, como nos lo recuerda Schmitt, ya que a través de la toma de posición de un grupo social según la teoría de amigo-enemigo (o sea cuando se define quien es el amigo y quien el enemigo) se establece una comunidad política[40], en este caso acudimos a la misma lucha pero desde el carácter simbólico, que fundamentan desde la oposición el bipartidismo colombiano. Por lo anterior no podemos esperar una asimilación objetiva de la escultura de Santander, ya que según Rose Arnold: “Un símbolo se define como un estimulo que tiene un significado aprendido y un valor para la gente, y la respuesta del hombre al símbolo se hace en términos del significado y valor que tienen”[41]. Como apuntábamos en la introducción, según Mead, se responde al objeto o al símbolo según lo que yo ya tengo en la cabeza, y como vimos anteriormente la escultura de Santander ya tenía de por sí una cantidad de conceptos en sí misma, los cuales explotan en 1976.

Primer destierro

El país viva una situación bastante delicada en cuanto a orden público, la Universidad se había convertido en foco de quienes no estaban contentos con el poder imperante, de naturaleza liberal, o neoliberal, La revolución cubana se consolidaba en su papel de discordia en medio de la Guerra Fría. El 8 de octubre de 1976 se decreta el estado de sitio[42], lo cual ya se había hecho varias veces en los dos últimos años, ese mismo día se presentaban disturbios en la Universidad Nacional, disturbios que decretaban el destino del Santander de Pinto Maldonado.

El día correspondía a la conmemoración de la muerte del Ernesto Guevara, ocurrida nueve años antes, era un viernes propenso para desordenes. Las protestas se concentraron en la Plaza Central, antes del medio día, según narra El Tiempo[43], en conmemoración del “día del guerrillero heroico” desde allí varios grupos de “estudiantes” se dispersaron y quemaron tres vehículos, luego un grupo de encapuchados se tomo una grúa y la entro al campus, allí la dirigieron a la Plaza Central. Con el apoyo de la pesada herramienta engancharon por medio de sogas el cuello del General vestido de civil y lo dieron de baja. “el plinto de la escultura se perdió al quedar empotrado en el pedestal que le construyeron”[44]. Según El Colombiano[45], la escultura fue arrastrada por el camino que conduce a la 26 envuelta en una bandera de Estados Unidos[46]. Volviendo con El Tiempo este relata que la escultura fue colgada (no me explico cómo) del puente peatonal de la 26 “Allí se bamboleo durante casi dos horas, hasta cuando el cuerpo de bronce se desprendió”[47]. Hecho esto los jóvenes se replegaron al campus, la policía entro (más de mil efectivos según El Tiempo) y en una extraña calma recorrió la universidad sin la mas mínima agresión verbal o física.  Los policías subieron a una grúa (la grúa) la estatua y se la llevaron “botín de guerra”[48], para luego ser ubicada en la Escuela de Cadetes General Santander, en el sur de la ciudad, donde reparada burdamente se erige aun hoy en día[49].

Así la escultura diseñada por Maldonado, fundida con ayuda de Viecco y ordenada por Eduardo Santos (ex director de El Tiempo y muy cercano a dicha casa editorial) salía humillado de la Universidad Nacional, universidad que sus ideas habían fundado. Cornelio Reyes, Ministro de Gobierno de López Michelsen, afirmaba que en la “profanación” de la escultura se había erigido una bandera del ELN en la “plaza Che”[50], Duran denunciaba este mismo hecho: “Por otra parte, es evidente, que si la bandera del ELN ha estado ondeando en la Universidad Nacional desde el 8 de octubre, está bien que la autoridad universitaria […] renuncie”[51] No es posible afirmar que el ELN fuese el responsable.

Estos disturbios, más otros más unos días después[52], darían por resultado una crisis en la Universidad que dejaría a la institución sin rector, por conflictos entre este y el Ministro de Educación para la época, Hernando Duran Dussan. Este último, según el ex rector Luis E. Mesa, había tomado la determinación sin consultarle de que el ejército se tomara el campus y expulsara a los estudiantes que habitaban las residencias universitarias, El Tiempo recalca que dicha operación se realizo en términos de “cordialidad y buenos modales”[53]. Para el 19 de octubre el diario abría su edición titulando “Crisis en la U”[54].

El símbolo del General Santander había dejado de ser el símbolo de la izquierda, por el contrario su imagen de abogado “leguleyo” se había concretado. Los nuevos héroes de la izquierda eran militares revolucionarios, que se opusieran a los regímenes, eran los tiempos de la consolidación de la Revolución Cubana, era el tiempo en que el Che se consagraba como símbolo de la misma, el mismo Bolívar se perfilaba como nuevo símbolo de la juventud revolucionaria, pues Bolívar era el militar batallador, Santander solo se asociaba con las políticas liberales que Estados Unidos tenían su mayor representante, y así mismo Estados Unidos era ahora representado como un Imperio, ante el cual Cuba se había revelado, Imperio símil del que se había convertido enemigo Bolívar. Simplemente quien se asociara con este nuevo enemigo, el Imperio, seria representado como el enemigo de los antiimperialistas, vemos como aplica Schmitt y su teoría del concepto político.

Segundo destierro.

“Trece años después de haber sacado por la fuerza de la Universidad Nacional de Bogotá, el general Francisco de Paula Santander regresó al campus universitario con uniforme de estatua”[55] Esta vez la escultura se coloco en hall de la Biblioteca Central Francisco de Paula Santander, mas escondido. Se realizo una ceremonia en la cual el Presidente de la Republica, Virgilio Barco. Este había pedido a Pinto Maldonado una escultura similar a la que se encontraba en Roma[56], Barco era devoto santanderista y buscaba realizar homenajes antes de dejar la presidencia. Dentro del encargo se encontraban dos estatuas mas, una seria enviada a Francia y otra estaría en el Mausoleo del General en el cementerio Central[57]. El evento de inauguración se realizo en sábado en la mañana, pues la universidad esta mas “calmada”. Sin embargo días después un grupo de jóvenes al enterarse del evento entraron a derrocar al cucuteño por segunda vez[58].  Cristina Prieto, funcionaria de la Biblioteca, relata como unos pocos encapuchados entraron en la biblioteca armados, según le conto Lucy Rojas vigilante de turno en la entrada del edificio[59], Cristina se encontraba en el segundo piso del Polideportivo, desde donde pudo ver como unos pocos encapuchados sacaban la escultura, ella advierte que parecía una persona, sin embargo reconoció, con sus compañeros de trabajo, que se trataba del General Santander. Lo tiraron al suelo, continua con su relato, y lo apedrearon. Esta vez no fue sacado de la Universidad como en el 76, sin embargo por las agresiones, la segunda escultura, quedo gravemente deteriorada. El segundo destierro no hace sino afirmar el primero, en cuanto a que la imagen de Santander es incompatible en la Universidad Nacional.

Sin embargo sería un error pensar que la agresión a la escultura de Santander representa en su totalidad los pensamientos de la gente sobre este símbolo. Como lo advertía Cristina, la escultura fue sacada por hombres armados, lo cual nos remite a una minoría dentro del campus, que son aquellos grupos conocidos como “capuchos” organizaciones “políticas” dentro de la misma universidad, a los que el periodista Raúl Alejandro Martínez cataloga pertinentemente así:

“Entre radicales de la Nacional hay diferentes corrientes ideológicas. Están los camilistas (seguidores del Che Guevara y la guerrilla del ELN), los maoístas (admiradores de la revolución popular china y la guerrilla peruana de Sendero Luminoso), los de pensamiento bolivariano (afín esa rara mezcla de marxismo-leninismo y admiración por Bolívar, que caracteriza a las Farc y al chavismo)”.[60]

Lo anterior nos lleva a preguntarnos cómo funcionan los disturbios en la Universidad.

Protesta, disturbios y masas

El día jueves 12 de Noviembre Bogotá amanecía aun en medio del caos que había dejado el día anterior un terrible aguacero, este había evidenciado la fragilidad del sistema de transporte masivo Transmilenio, lo que había generado varias protestas de usuarios contra este servicio[61]. Ese día hacia el medio día un grupo de estudiantes ¡no encapuchados! Salió con pupitres en mano para protestar frente a la entrada de la avenida 30, estos estudiantes gritaban arengas pidiendo una tarifa preferencial para los estudiantes de la ciudad, además de gritar vítores a la universidad y al estudiantado. Todas a mi parecer reclamaciones validas. Haciendo la salvedad que este grupo de estudiantes no pertenecía a una organización política o subversiva (aparentemente). El autor de este escrito se encontraba presente, no de manera activa. En este tipo de protestas se hacía notable como uno o dos líderes guiaban y organizaban la protesta, en este caso dichos líderes hacían una señal a la cual el resto de la gente respondía según lo indicado. Se desplazaban sobre la avenida Crr. 30 para bloquear el tráfico y luego se replegaban para después volver a detener los vehículos en intervalos de unos cinco a tres minutos. Mientras tanto en la “Plaza Che” un grupo de “capuchos” de la organización Movimiento Bolivariano hacían formación en el cetro de la plaza, llamando la atención con papas explosivas, al parecer conmemoraban el decimo aniversario de fundación de dicho “movimiento”. Este segundo hecho termino por opacar la primera protesta que tenía unas premisas validas y serias, esto nos muestra la dicotomía existente en la Universidad en cuanto que uno es el movimiento estudiantil y otro las organizaciones políticas, factor que se debe considerar relevante en este escrito.

Lo anterior nos interroga sobre los disturbios en la universidad. Para mi estos nacen de planes hechos premeditadamente y no son manifestaciones espontaneas, como relataba Cristina, los días anteriores a cualquier disturbio los “encapuchados” les advertían “mañana va a ver pedrea, vénganse con tenis”[62], Según la tesis de Diana Amórtegui, la violencia en la universidad no se debe a hechos aislados sino a conmemoraciones[63]. Según Amórtegui, además los violentos se respaldan en la idea de que ellos reaccionan un hecho violento contra ellos lo cual genera una responsabilidad disminuida[64], En 1976 tenemos una conmemoración y en 1990 una reacción a un hecho supuestamente ofensivo (la inauguración de la nueva estatua y la presencia del Presidente Barco), Esta violencia corresponde a un nivel alto de desinstitucionalización y a entornos culturales violentos[65]. Estos actos tiene unos objetivos por subsanar dentro de la sicología de quienes en ella participan ya que el actuar en los disturbios aumentan la autoestima y estimulan cierta liberación de preceptos sociales debido a que generalmente se actúa en masa. Así mismo los que no participan en los disturbios, sino que tienen el papel de observadores, incrementan la posibilidad que quienes actúan se “exhiban” más, aunque Amórtegui advierte que una vez escalado el conflicto los testigos disminuyen.

La gran mayoría de los estudiantes no comparten esta manera de protestar. Para ellos proponer y deliberar no significa tirar piedra.”[66] Afirma Martínez, y en gran medida es cierto, y lo respalda la tesis de Amórtegui[67], se podría decir incluso que el movimiento estudiantil no representa al estudiantado, más aun; los grupos políticos MB, TNT, etc. no representan la población total de la Universidad ni mucho menos el pensamiento de la misma. Gran parte de estos disturbios son generados por la masa en la cual se pierde la individualidad, se actúa en grupo, lo cual genera cierto grado de irresponsabilidad, que se cubre en el hecho que se actúa con un gran número de personas[68].

Para concluir habría de afirmar que, de acuerdo con Amórtegui, el movimiento estudiantil presenta una incapacidad para mostrar la verdadera cara de los estudiantes[69]. Esta incapacidad para hacerse valer por medios democráticos en los que participen todos los estudiantes, en los cuales el conjunto de pensamientos y divergencias intelectuales converjan hace que algunos usen la violencia como expresión de su supuesto poderío en la Universidad, poderío que pretenden mostrar con lo que se podría asimilar como una guerra de símbolos, guerra en la cual Bolívar, el Che, Camilo Torres, los miembros de las FARC o el ELN, se reúnen bajo la categoría de revolucionarios, categoría de la cual Santander fue excluido, y por lo tanto derrocado.

Los últimos días de Santander en la UN

La escultura de Santander paso sus últimos días un depósito del Museo de Arte de la Facultad de Artes, allí a la intemperie estuvo desde el 90, solo hasta que el profesor Posada diera por advertido el descuido en que estaba la obra, sin nombrar las obras de Pizano que en las mismas o peores condiciones se encontraban.  Antes ya había estado en el edificio de Diseño Grafico, e incluso había podido convertirse en chatarra.  Tal vez ese era el destino de casi todas las obras de patrimonio cultural que perdidas en la Universidad andaban esperando su triste final.

En un último adiós de la escultura a la Plaza, el profesor Posada, la llevo el día sábado 18 de febrero de 2008: Se “lideró un evento simbólico que buscó despertar conciencia entre la comunidad educativa sobre la recuperación, restauración y conservación de los bienes muebles de la Universidad Nacional de Colombia”[70] Así se dispuso la escultura en el sitio exacto en el que se encontraba cuando Rother le diseño el pedestal. Se tomaron unas fotos y Santander se despidió de su Plaza, dicho “evento simbólico” de efectuó un día sábado.

La Universidad en el 2007 inicia un proyecto de inversión con él buscaba rescatar el patrimonio cultural reunido en la historia de la institución. Una vez fundado el SPM (Sistema Patrimonio Cultural y Museos), la escultura es rescatada de su negro destino y llevada al Claustro de San Agustín, sede del Sistema. Allí es sometida a un proceso de restauración, a cargo de Ángela Erazo[71], conservadora de la Universidad Externado, quien afirma:

“En cuanto a su estado de conservación, la obra se encuentra alterada estructuralmente, ya que presenta varias fracturas de diámetro considerable, así como un gran faltante en la cabeza del personaje. […] Este tipo de deterioros ponen en riesgo la estabilidad y permanencia de la obra, así como la garantía de permanencia en el tiempo de los valores en ella contenidos”[72]


La pieza estuvo en exhibición por un tiempo, y ahora fue desplazada por un Maguare amazónico, su lugar es el deshonroso rincón de la ya mencionada Reserva Visitable del Claustro de San Agustín.

En líneas generales, se podría resumir lo que simbolizó Santander para la izquierda colombiana en las palabras de Antonio Morales, conocido periodista del Polo Democrático Alternativo:

“'El hombre de las leyes' ¿en un país en el cual se hicieron y se hacen las leyes para que no perduren? Si Santander estuviera vivo votaría por Noemí Sanín y sería más neoliberal que Mockus […] Pero en realidad, además de la marrulla, la puñalada trapera y las leguleyadas, lo que queda de Santander es una escuela para tombos, una estatua medio decapitada en el museo de la Universidad Nacional (en 1976 lo tumbamos para poner al Che Guevara en la plaza) y un devaluado billete de dos mil pesos. Y ya es mucho...”[73]

Experimento, regresa el fantasma de Santander

El día 19 de Noviembre se realizo un “experimento” en el cual se buscaba observar como la comunidad universitaria interactuaba con la escultura de Santander, más que como escultura como símbolo.

La nueva escultura constaba de una columna de 2 metros de alto por 30 centímetros de ancho y 30 de profundidad, sobre la cual se plasmo la imagen de la escultura de Pinto Maldonado, sin embargo se altero y se uso la técnica de stencil en la cual se contrastan las luces y sombras hasta el nivel máximo de modo que la figura se reduzca a un monocromo. Se decidió el stencil  por ser esta la técnica con la cual los símbolos más emblemáticos de la universidad son representados en los muros de la misa, como es el ejemplo del ya citado Che en el muro del Auditorio.

La columna se situó en el sitio en que estaba la primer escultura de 1940. A las 2pm del día viernes. Se eligió este día ya que al contrario de lo hecho por Posada en 2008 (Posada elige un sábado a fin de que la Plaza este lo más vacía posible) es el día en que más gente concurre a la plaza, ya que el objetivo era observar a la gente con la imagen de Santander.

Las percepciones y predicciones sobre lo que podría pasar con la imagen fueron completamente desafiadas pues a lo largo de la tarde e incluso la noche (7pm) esta permaneció inmaculada en el sitio en que se dispuso. Solo una vez se movió del sitio; a las 3:51pm dos estudiantes la derriban sin culpa alguna y la vuelven a colocar donde estaba. A las 4: 26pm dos individuos se acercan la miran despectivamente, escudriñan alrededor intentado divisar a quienes colocaron el objeto y luego se retiran.

Esos fueron los hechos más resaltables de la tarde. Hacia las 8 de la noche la caluma con la imagen del Hombre de las Leyes se retira de la plaza.

Según Mead los actos que se desencadenan a partir de la Interacción Simbólica dependen en gran medida de los conceptos que ya residen en los individuos, según esto el resultado de intentar observar una Interacción Simbólica fue que no hubo Interacción Simbólica. ¿Y eso que significa? Significa, según mi parecer, que los conceptos según los cuales se categoriza a Santander como enemigo de ciertas concepciones políticas no residen el general de los estudiantes, o que bien la gran mayoría no conocen la historia de las esculturas de Pinto Maldonado.

El común denominador de os transeúntes (que pasaban en un promedio de 30 por minuto cerca a la columna) era de completa indiferencia. Algunos, muy pocos, la observaban y luego continuaban su camino, y un muy mínimo numero de gente (dos o tres) alteraron su camino para acercarse a la imagen y observar de que se trataba. Esto nos llevaría a pensar que tal vez la actual comunidad universitaria poco advierte de la gran cantidad de símbolos que pueblan las paredes del campus.

Lo que se esperaba era observar como algún grupo de encapuchados reaccionaban contra la imagen, sin embargo ninguno de estos grupos hizo presencia en la plaza, si la imagen hubiese estado mucho más tiempo (días tal vez) es posible que dichos grupos hubieran reaccionado, lo cual comprueba que sus acciones no son espontanean sino planeadas o en reacción a otro hecho, como lo afirmaba Amórtegui. Sin embargo, pese a la gran confluencia de gente, la presencia de bebidas alcohólicas y otras sustancias, la imagen del General Santander paso una tarde y algo de la noche completamente inadvertida.


Conclusión

“El postulado metodológico fundamental de la escuela de Blumer (Se refiere al Interaccionismo Simbólico que Blumer desarrolla a partir de los planteamientos de Mead en la Escuela de Chicago) es que, si bien el individuo es un ser social y el espíritu un producto de la sociedad, es imposible explicar su comportamiento a partir de las solas normas y roles socialmente definidos. Mas bien, cada individuo interpreta y construye cognitivamente el mundo en torno y actúa en consecuencia con la definición que da de una determinada situación”[74]

Los preconceptos que se tenían ante el “experimento” antes descrito demuestran como es común caer en el error de interpretar la Interacción Simbólica según los preceptos propios del investigador y no según los de la gente que interactúa con dichos objetos simbólicos. Lo cual nos lleva a pensar en la conclusión pensada a partir de una dicotomía de pensamiento al interior de la Universidad Nacional, ya que uno es el pensamiento y la interpretación que los estudiantes del común le dan a la figura de Santander, la cual tiende a ser indiferente o por lo menos no violenta como se esperaría lo cual me lleva a concluir que la gente del común de la universidad no participa en la guerra de símbolos en las cuales si se adscriben los grupos políticos de ideología izquierdista revolucionaria (conocidos como “capuchos”) grupos que complementan la dicotomía plantada, estos en el caso en que hubieran hecho presencia en la plaza si habrían “interactuado” con la figura de Santander, como lo ha hecho en varias ocasiones[75], ya que para estos grupos la imagen de Santander representa una agresión pues el Hombre de las Leyes, independientemente de lo que haya sido en vida, se ha construido en vida ha sido transformado a través de la historia política, social e intelectual de Colombia en el símbolo de las oligarquías liberales y neoliberales, en esta transformación se parte desde los conflictos entre este y el Libertador los cuales fueron ahondados por sus seguidores e institucionalizados a partir de las filiaciones partidistas. Santander ha sido construido como el enemigo de Bolívar, Sin embargo el giro interesante está en que Bolívar representaba el conservatismo a comienzos del siglo XX y solo con la consagración de los movimientos revolucionarios militares representados por la Revolución Cubana en la segunda mitad del siglo el Libertador pasa a la izquierda. Tal vez de una manera inocente Pinto Maldonado vistió a su Santander de civil, o tal vez este era el ideario de los liberales del corte de Eduardo Santos que se querían alejar todo lo posible de las guerras civiles del siglo XIX y del conflicto de inicios de siglo XX. La representación del Che Guevara, que remplaza en la toponimia y en lo representativo a Santander, simboliza a un militante de la revolución, no a un abogado vestido de civil y su aferrado espíritu legalista que tan contradictorio resulto a Bolívar y a los colombianos.

Reflexiones cabria hacerse sobre como independientemente de lo simbólico de los objetos son tratados en la universidad, si estos merecen respeto y cuidado por ser patrimonio histórico material de la institución o si por el contrario es indispensable e inevitable que la gente se apropie de dichas representaciones e interactué con ellas. Sin embargo valdría la pena preguntarnos ¿El estado actual del campus y de su patrimonio mueble e inmueble es la apropiación de todos los estudiantes o de unos pocos? ¿Es negligencia del sector administrativo o falta de apropiación por parte de los estudiantes? El exilio de Santander solo es el indicio de todo lo que puede despertar una simple estatua de bronce.
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[1] Úriz Pemán, María Jesús. Personalidad, Socialización y comunicación, El Pensamiento de George Herbert Mead. Libertarias Prodhufi. S.A. España 1993. p. 75.
[2] Ibíd. p. 54.
[3] Schmitt, Carl. El concepto de lo político. 1932. Traducción: Rafael Agapito. Alianza, Madrid, 1998. p.56.
[4] Ibíd., cit. p. 57.
[5] Posada, Oscar. Santander en la Escultura de Pinto Maldonado. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes. 2008. p.34.
[6] Profesor adscrito a la Facultad de Artes, en la Escuela de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Colombia.
[7] Citado en Posada. Op, cit p. 94.
[8] Para información detallada sobre la historia de la planta física del campus véase: Amorocho, Luz. Planta Física 1867 – 1982. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 1982.
[9] Citado por Posada. Op, cit. p.36. Descripción correspondiente a la Plaza original de los años 30 y 40.
[10] Posada. Op, cit p. 23.
[11] Ibíd.
[12] Vanegas Carrasco, Carolina. Bogotá: reflexiones sobre arte público. En: Ensayo Critico Histórico Teórico o Crítico sobre el campo del arte colombiano 2006. Alcaldía Mayor de Bogotá. Secretaria de Cultura y Turismo, Bogotá. 2006. p.95.
[13] Ibíd. p.96.
[14] Posada. Op, cit. p. 21.
[15] Ibíd.
[16] El Espectador, 10 de Junio de 2005. En web: http://www.colarte.com/recuentos/P/PintoLuis/critica.htm. Consultado: 9-11-2010.
[17] Vanegas. Op, cit. p.101.
[18] Ibíd. p. 102.
[19] Gonzales, Fernán E. Para leer política, ensayos de la historia política colombiana. Cinep. Bogotá. 1997. p.235.
[20] Safford, Frank y Palacios, Marco. Colombia, país fragmentado sociedad dividida. Editorial Norma. 2002. p.233.
[21] González. Op, cit. p.236.
[22] Ibíd. p.245.
[23] Safford y Palacios. Op, cit p.252.
[24] Ibíd. p.233.
[25]Bushnell, David.  Ensayos de historia política de Colombia siglos XIX y XX. La Carreta Histórica.  Medellín – Colombia. 2006. pp. 19-21
[26] Bushnell, David. El Régimen de Santander en la Gran Colombia. 1954. Traducción: Jorge Orlando Melo el Ancora Editores. Bogotá, 1985. p.94.
[27] Véase: Semana. Lo más polémico del debate emitido por CitiTV. Abril 28 de 2010. Disponible en web: http://www.semana.com/noticias-elecciones-2010/polemico-del-debate-emitido-citytv/138182.aspx Consultado: 10 - 11 – 2010.
[28] Uribe-Urran, Víctor. Vidas honorables, abogados, familia y política en Colombia 1780 – 1850. Fondo Editorial EAFIT, Banco de la Republica. 2008. p. 250.
[29] Ibíd. p.246.
[30] Safford y Palacios. Op, cit. p.442.
[31] Véase Bushnell. El Régimen de Santander… pp. 224-237.
[32] Bushnell. Op, cit. Ensayos de Historia… p. 19.
[33] Ibíd. p. 14.
[34] Safford y Palacios. Op, cit.
[35] Ayala Diago, Cesar A. Gilberto Alzate Avendaño, el porvenir del pasado. Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas. Bogotá 2007. pp. 56-58.
[36] Bushnell. Op, cit. Ensayos de Historia… p. 15.
[37] Ibid. P. 25.
[38] Ibíd. P. 26.
[39] Revista Semana. Para construir futuro hay que mirar al pasado. Junio 10 de 2006. Disponible en web: http://www.semana.com/noticias-enfoque/para-construir-futuro-mirar-pasado/21668.aspx Consultado: 10 - 11 – 2010.
[40] Schmitt. Op, cit. p.67.
[41]Arnold M. Rose. Citada por: Ibáñez García, Tomas. Introducción a la sicología social. Editorial UOC, Barcelona. 2004. p. 79.
[42] El Tiempo. Octubre 8 de 1976. p. 1.
[43] El Tiempo. Octubre 9 de 1976. P. 1.
[44] Posada. Op, cit. p.42.
[45] El Colombiano. 9 de Octubre de 1976. p.6. El periódico conservador además rescata los desordenes presentados también en la Universidad de Antioquia.
[46] La relación de Santander con Estados Unidos también es causa de conflicto, según Bushnell, Bolívar no era participe de relaciones muy cercanas con los Estados Unidos, por el contrario Santander invito al país del norte a participar en el Congreso de Panamá, deformando las ideas de Bolívar sobre la integración hispanoamericana, Lievano Aguirre hace otro tanto para poner a Santander como adalid de las políticas de integración de Estados Unidos. Bushnell. Op, cit. p. 23.
[47] El Tiempo. Octubre 9 de 1976. p. 6-A.
[48] Posada. Op, cit. p. 42.
[49] La Revista Contexto UN aclara que Mariana Yunari Camacho, estudiantes de Ciencias Políticas, y Mario Fernando Rojas, de antropología,  lideraron estas protestas y disturbios, Revista Contexto UN. No 10 de 2006. Citada por Posada. Op, cit. p. 98.  Para el presente trabajo se intento hacer contacto con Mariana Yunari Camacho, pero fue infructuoso.
[50] El Espectador. Octubre 17 de 1976. Citado por Posada. Op, cit. p. 97.
[51] El Tiempo. Octubre 19 de 1976.
[52] “Incendian 3 carros en U.N.” El Tiempo. Octubre 14 de 1976. p. 7-C.
[53] El Tiempo. Octubre 17 de 1976. p.6-A.
[54] El Tiempo. Octubre 19 de 1976. p.1.
[55] El Tiempo. Agosto 5 de 1990. Disponible en web: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-73562. Consultado: 4-11-2010.
[56] Escultura fundida a partir del molde de yeso original de Pinto Maldonado de la en la Plaza Santander de la UN, fue encargada por el liberal Germán Arciniega como embajador en Italia en 1960.
[57] Posada. Op, cit. p. 67.
[58] Ibíd. p. 70.
[59] Entrevista realizada el día octubre 16 de 2010, en las instalaciones de la Biblioteca Central. Los nombres originales se han remplazado por seudónimos.
[60] Martínez, Raúl Alejandro. Al fondo del tropel en la Nacional. En: Revista Semana... Lunes 14 de Julio de 2008. Disponible en web: http://www.semana.com/noticias-on-line/fondo-del-tropel-nacional/113468.aspx. Consultado: 12-10-2010.
[61] El Tiempo. 10 de noviembre de 2010. En lo que va corrido del año van 206 bloqueos a transmilenio. Disponible en web: http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8332982.html Consultado: 18-10-2010.
[62] Entrevista ya citada.
[63] Amortegui, Diana Alexandra. Disturbios estudiantiles en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Tesis de Grado. 2002.
[64] Ibíd. p.15.
[65] Ibíd.
[66] Martínez. Op, cit.
[67] Amórtegui. Op, cit o, 70.
[68] Ibíd. p. 13.
[69] Ibíd. p. 18.
[70] Posada. Op, cit. pp. 80 - 81.
[71] Nueva Pieza Invitada en el Claustro de San Agustín. Sistema  de patrimonio y museos.  Disponible en web: http://www.museos.unal.edu.co. Consultado: 9-10-2010.
[72] Ibíd.
[73] Morales Riveira, Antonio. Que hubiera pasado si… el Libertador hubiera sido Santander. Revista Soho. Octubre 2010. Disponible en web: http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=11867. Consultado: 10 – 11 – 2010. Las negrillas no son del autor citado.
[74] Carabaña, Julio y Espinosa, Emilio Lamo de. La teoría social del interaccionismo simbólico: análisis y valoración crítica. En: Revista Reis. p. 172
[75] A parte de las ya citadas (1976, 1990) véase: Documental  Mas luces que sombras. Disponible en web:  http://www.prismatv.unal.edu.co/?tx_ttnews[tt_news]=565&no_cache=1. Consulado: 19-11-2010. 

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Prensa:

El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, Revista Semana, Revista Soho.

Páginas web:

Revista Soho. http://www.soho.com.co
Revista Semana. http://www.semana.com
Pagina oficial SPM.  http://www.museos.unal.edu.co.
Canal de televisión Universidad Nacional de Colombia http://www.prismatv.unal.edu.co/
Pagina arte colombiano http://www.colarte.com/



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